Crónica de Expocómic 2009

Hora indecente, mi habitación.

Xii, Xoop y compañía bajo llave en mi mente... hecho.
Prepararse mentalmente para un largo, pero corto, día... hecho.
Nervio fuera... hecho.
Levantarse a horas indecentes para preparar esta jornada... hecho.
Completar lista de tareas y escribir de una vez la crónica... en proceso.

Y así comenzaba mi día. Con muchas ganas y algún que otro nervio suelto, cosa más que normal teniendo en cuenta que llevaba mucho tiempo preparándolo.
Mochila en mano y enfundada en un millón de capas para combatir el violento frío madrileño me preparé para recoger a mi primer acompañante. Una vez hecho esto me sentí mejor que en un juego de arcade (¡viva pasar niveles y obstáculos en las interminables obras de los madriles!). Listos, un segundo acompañante esperaba... ¡por fín nos encaminabamos hacia el adorado Expocómc!
Lo que supuse se convertiría en un larguísimo viaje (véanse los nervios nerviosos que afloraban para aquellas horas) resultó un agradable paseo de unos minutos (figuración mental).

Allí estabamos pues, esperando la cola frente al enorme pabellón de convenciones (imponente como sólo puede ser un edificio que albergue tal evento). Desde esas horas tempranas ya avistamos a más de un cosplayer haciendo de las suyas. Y yo emocionadísima. Pero lo mejor estaba en el interior, bienvenidos a cómiclandia, un lugar en el que todo es posible.
Sip, sip, nuestra andadura comenzaba con una ya pesada mochila al hombro y una cámara que pedía guerra. Primera misión: vuelta de reconocimiento por todos los stands y familiarización con el lugar. Teniendo en cuenta la de gente que se movía por aquellos lares esto nos llevo unas horas (eso junto con tanto cosplayer que no tenía inconveniente alguno en que lo fotografiáramos). Una gozada...

Segunda misión: ver las exposiciones del piso superior. Im-pre-sio-nan-tes, unos originales maravillosos, los de la novela gráfica del 11-M eran espectaculares.
Entremisión: ver el concurso de Cosplay. Entero entero no lo vimos [habia mucho que ver ^3^] pero puedo aseguraros que el caramelldansen triunfaba.

A todo esto mi cámara comenzó a hacer alguna que otra trastada: que si no quiero hacer esta foto, que si ahora me apago porque tengo un berrinche monumental, que si decido no guardar esta imágen porque no me gusta...
Hora de comer. Relax... y vuelta a las gélidas calles. Un veloz receso para regresar al calentito Expocómic.

Recorrimos de nuevo los maravillosos stands [teniendo bien fichaditos los que nos interesaban], con más de una preciosidad que me quedé con ganas de llevarme a casita, amenizados por un concurso de karaoke. Y por la tarde estuve con varios dibujantes, guionistas e ilustradores (todos ellos maravillosos, gracias chic@s). Y llegó la noche con los chicos de El hombre linterna (muy simpáticos ellos), un sorteo nada fructífero (esa X-box llevaba nuestro nombre ¬¬) y los responsables cerrando las puertas del recinto.
Resultado: nervios cero, la redacción del Aca Times de descanso, una cámara traviesa que decidió dejar de hacerme caso y yo con una mochila con unas cuantas cosicas de vuelta a casa. Toda una experiencia divertidísima y con ganas de repetir.

[Off: wiiiiii, nueva sección. A esta la he bautizado como Diario de una cronista ¿Conseguirá superar a la Milá con su Diario? Aca Times vs Telecinco]