Hablemos del futuro

3.00 am, en algún lugar de Flandia

- Las tres de la mañana... Xii, espero que sea algo importante - dijo Xoop (cámara de pro)
- Y lo es. Están robando futuros quien sabe porqué - comenté (pues sip, Xii, periodista en ciernes, está de vuelta)
- ¿Esta es una de tus locuras? ¿Algo de tu religión tal vez?

- Ojalá, pero no se trata de eso. Esta vez es algo serio: he estado en Tempus fugit de Javier Ruescas
- ¿Y bien?
- He conocido a Hanna: joven, inteligente y perspicaz. Tuvo una vida cuanto menos dura, y ahora es fortaleza y valor personificados. Las cosas en su mundo son complicadas: la gente vive con miedo a la lluvia, el control de la red de redes, la música por y para todos y viven entre cuatro paredes. Es como si la evolución los hubiera hecho esclavos de sí mismos...
- No entiendo muy bien por dónde vas...
- Verás Hanna (esa chica que prefiere una bicicleta un millón de veces antes que el teleporte) va a chocarse con Pablo, un recién llegado de otro tiempo que cambiará su vida para siempre. Presente y pasado juntos, para evitar que nadie robe el futuro. Porque en esta historias los malos malísimos se quieren hacer con lo que es de otros por derecho propio.
- ¿Los malos?

- Y los que son malos pero no tanto: protovidentes les llaman (como Kleid, otro de los protagonistas de esta historia). Adolescentes como yo y como... bueno, como yo misma - añadió mirando a Xoop de arriba a abajo mientras este fruncía el ceño - El caso es que estos chicos viven para robar futuros a otros. De hecho, más bien malviven. Y, por si fuera poco, son simplemente los intermediarios de unos pocos ricachones beneficiarios.
- Poderosos que roban los magníficos futuros de gente de a pie... Permíteme que te diga que eso me resulta demasiado familiar.
- Ahora no hablamos de política Xoop. Sólo puedo decirte que no he conseguido despegarme de la historia de Hanna, de todos los misterios que se desvelan poco a poco a cada paso de hoja. Los cruces de caminos, la acción, los tecnocacharros increíbles con los que cuentan... Sin duda atrapa y engancha. Pero lo mejor de todo, sin duda, es la eterna pregunta que mueve en el lector: ¿Quien es dueño de tu futuro?
- Cuando te pones tan profunda casi asustas. A todo esto, no veo sentido alguno en contarme una historia de algo que está pasando en un mundo más allá de Flandia. Podías habérmelo comentado mañana, tomando un café.
- No podía Xoop... Verás, creo que el robo de futuros va más allá de Hanna y Pablo (y de Oh my Kleid!). Alguien se está haciendo con los futuros de muchos. Ahora mismo. Aquí.